Además de la eterna duda que nos asalta habitualmente en las bodas, bautizos y comuniones -cenas de gala los mortales tenemos menos-, sobre si tu pan es el de la derecha o el de la izquierda; o el significado de la posición de los cubiertos para indicar diferentes cosas -que tiene más ciencia que el lenguaje de los abanicos en Versalles-, más o menos nos vamos defendiendo con el protocolo en la mesa. Otro gallo canta si vamos al extranjero y aunque se puede sobrevivir llevando a rajatabla el dicho “allá donde fueres, haz lo que vieres” nos hemos propuesto contaros algunos detalles y curiosidades para que triunfes en tus viajes y nadie te mire de reojillo.
Puede parecer que los europeos no nos diferenciamos en exceso en cuanto a la forma de comer, pero hay detallitos que es conveniente conocer. Por ejemplo en Portugal se toman muy mal lo de pedir sal o pimienta si no está en la mesa para aderezar los platos que te han traído, eso indica que el chef no ha hecho bien su trabajo… En nuestro otro vecino fronterizo, Francia, está mal visto pagar la cuenta por separado, aunque la cosa evoluciona claro está, y una curiosidad si vas a ayudar a poner la mesa en casa de algún galo, es que los cubiertos se ponen boca abajo siempre.
Italia, como cuna de la pasta, tiene normas referentes a ella que no debemos quebrantar. Además de ciertas pautas inflexibles a la hora de cocinarla –que puedes consultar en nuestro gastropost anterior-, para comerla también debes saber que es sacrilegio cortar los espaguetis para llevárselos a la boca o ayudarse de una cuchara, si sufres enrollándolos con el tenedor, la solución es poner una sonrisa y esforzarse más, pero nada de sacar el Jack el Destripador que llevas dentro. Con respecto a echarle queso a la pasta o a la pizza, estamos muy mal acostumbrados en España a echárselo a todo y es un error. El truco es dejarse llevar, ¿te traen un plato con el cuenquito de parmesano? Se lo echas. ¿No te lo traen aunque tú se lo añadirías fijo? Espérate a volver a tu casa y te comes una carretillada si quieres…
Solo un poquito más lejos encontramos que en Alemania no se deben cortar las patatas asadas, sino aplastarlas con el tenedor, porque al igual que con la sal en Portugal, podrías estar diciendo sin querer: hay que ver qué duras se han quedado… En Hungría no te recomendamos brindar con cerveza porque existe la leyenda de que los austriacos lo hicieron para celebrar su triunfo en la revolución de 1848 y hay puertas que es mejor no abrir con la memoria histórica -y de eso sabemos nosotros bastante-.
Mientras que en España nos enseñan desde pequeños que los codos no se ponen en la mesa y que lo ideal en dejarlos relajados en el borde de la misma, en Gran Bretaña solo se pone encima la mano con la que estás comiendo y la otra se deja en el regazo. Además, prestan atención a la forma de llevarse el tenedor a la boca, siempre con la parte curva mirando hacia abajo. Sobre la ceremonia del té podríamos escribir un artículo entero así que nos guardaremos esa baza.
En Rusia declinar una invitación a un vaso de vodka está mal visto, así que bien de omeprazol para antes de la comida/cena y bien de ibuprofeno para aguantar la resaca del día siguiente. No se te ocurra mezclarlo con otra bebida -excepto cerveza, mezcla denominada yorsh que además hay que beberse de un trago-, ni ponerle hielo. Vendría a ser como si alguien se hace un kalimotxo con un Rioja reserva o le planta un cubito a una copa de este último porque está ‘templadito’. Habría desmayos en la sala. También en Georgia son especiales en lo que respecta a beber y no solo por la bebida en sí, sino por el brindis. Ya puedes ir haciendo brazo y estómago porque pueden llegar a durar horas, ya que todos los comensales deben expresar sus mejores deseos en orden y tras cada discurso hay que beberse el vaso… -pausa dramática-… Entero. Y nada de brindar con cerveza tampoco, que da mala suerte: ¡bien de vodka! -y bien de bicarbonato-. Asegúrate de que sean ‘culines’ o no llegarás ni al tercer sermón.
La cosa se complica cuando nos alejamos un poco más y los protocolos empiezan a pillarnos desprevenidos y con la guardia baja. Por ejemplo en Japón tienen unas normas culturales muy diferentes a las nuestras que por supuesto abarcan la gastronomía. Empezando porque se trata de un país con reglas muy tradicionales, estaría feo saltarse algunos de sus rituales. Como el de comer con palillos -si no te haces con ellos, practica en el avión con bolitas de papel, que tienes unas cuantas horas-. No debes chuparlos, ni clavarlos en la comida -es la forma que tienen en los funerales budistas de ofrecérsela a los muertos-, ni cruzarlos. Por otra parte, no es correcto servirse uno mismo la bebida, sino que se debe servir a los demás comensales y dejar que otros nos sirvan a nosotros. En cuanto a las sopas, se beben directamente del cuenco e incluso puedes sorber los fideos haciendo ruido porque se considera un signo de que te está gustando y el chef se sentirá complacido. Si lo replicas con tu madre quizás te lleves una colleja, no lo intentes.
En China hay una ración parecida de detalles, aunque uno muy llamativo es que se considera de buena educación eructar después de comer, todo un halago para el/la cociner@ que sabrá que has quedado satisfecho al completo. De hecho, siempre debes dejar un poco de comida en tu plato para indicar precisamente que has quedado saciado y que han sido generosos al servirte. Si no, pueden pensar que eres un glotón. Si visitas Corea debes saber que es poco respetuoso recibir comida o bebida que te ofrecen quienes son mayores que tú sólo con una mano, deberías usar las dos; así como empezar a comer antes de que lo haya hecho la persona de mayor edad de la mesa.
En la India y otros países cercanos no es aconsejable repetir, por mucho que te insistan, ni aunque la abuela más persuasiva saque la zapatilla. Lo que sí tienes que hacer es comértelo todo sin rechistar porque tirar comida es prácticamente un pecado. Súper importante es, tanto aquí como en la mayoría de países asiáticos, comer siempre con la mano derecha y no utilizar la izquierda para nada -lo sentimos zurdos del mundo-, porque la mano izquierda se utiliza para… bueno, para mantener la higiene corporal, digamos. Así también se hace en los países islámicos puesto que la mano izquierda está considerada impura.
En Tailandia no importa la mano con la que cojas el tenedor pero no será para llevártelo a la boca, porque este solo se utiliza para empujar la comida hasta la cuchara y ya comer con ella. Y como se suele compartir el plato, no debes llevarte el último bocado nunca. ‘El de la vergüenza’ nunca tuvo tanto significado.
Otro país en el que hay que saltarse a la torera una regla de oro de cuando éramos pequeños, es Afganistán, porque cuando algo se cae al suelo, hay que recogerlo, besarlo -has leído bien-, y devolverlo a la mesa en señal de respeto hacia la comida. Una ruleta rusa -afgana- bacteriológica. Detalles tan especiales como este tienen en Tanzania, donde normalmente se come en el suelo pero nunca se deben mostrar las suelas de los zapatos al resto de los comensales porque es de mala educación. No comer nunca tacos con cuchillo y tenedor en México. No pedir cubiertos ni plato individual en Etiopía, donde tendrás que comer con las manos de un enorme plato-bandeja comunal. Incluso puede que en señal de amor y amistad quieran alimentarte con la misma mano con la que están comiendo o que les alimentes tú. Las ruletas etíopes también triunfan y hasta tienen nombre, este ‘ritual’ se denomina gursha.
Apréndete bien todos estos tips y si tienes dudas antes de hacer la maleta… ¡consulta al señor Google que tiene las respuestas a todo!