Esta semana con Fitur, Madrid es un hervidero de gente venida de todas las partes del mundo, y estamos ofreciendo lo mejor de nuestra ciudad en todos los ámbitos, y por supuesto el gastronómico, el más importante para mí, no podía ser menos… ¿Qué mejor forma de agasajar y demostrar las maravillas de Madrid, que a través de sus platos y culinaria? Por eso hoy en Pá Comerse Madrid vamos a hacer un repaso de esas tapas o recetas míticas y clásicas, que son un referente y que propios y extraños debemos probar.
Empezamos por ejemplo con una de las tapas más solicitadas y que tanto me recuerda a la infancia porque iba con mi madre: las patatas bravas del bar Docamar. Para mí es el mejor sitio de patatas bravas de Madrid. Llevan desde 1963 en la calle Alcalá, a la altura de Quintana. Por las manos de los cocineros pasan, al día, más de 2.000 kilos de patatas que pelan y cortan a mano en cuartos. La salsa, con fórmula secreta es bastante alegre de picante pero adictiva, Las preparan primero un poco pochaditas y luego fritas a fuego fuerte en la freidora… La ración cuesta 5,80 €.
Otra de esas tapas que hay que probar y que tiene club de fans es. Porque, ¿tú sabes qué es una oreja? 60 minutejos. Y eso nos vamos a comer en La Casa de los Minutejos, una casa que lleva casi 55 años en la calle Antonio de Leyva. Ese sándwichito tostado, con rebanadas de pan muy fino, relleno de una lámina, también fina, de oreja a la plancha que se puede aderezar con una salsa casera un poquito brava. No es cualquier bocado, porque hacen falta dos días para elaborar este relleno orejero. De apariencia sencilla pero que cocinan a fuego lento orejas de ternera en una olla, añaden magro de cerdo, dejan reposar la mezcla, la prensan formando bloques y reservan. Después, cortan en finas láminas que hacen a la plancha para dejarlas crujientes. Cuestan menos de 2 € y es imposible tomar solo uno.
Qué mejor para los días de fresquito que un consomé reconfortante. Si vamos por la Carrera de San Jerónimo, se hace obligada la visita al mítico Lhardy, que al traspasar sus puertas nos transporta a otra época. Y no es necesario subir al piso de arriba a comer, si no que en la barra, podemos tomar su Consomé Lhardy, que nos sirven desde sus recipientes de plata donde conservan la temperatura. La receta, es prácticamente la misma que trajo Emilio Lhardy de Francia en 1839. Por supuesto si queremos, lo podemos pedir con una ‘chispa’, o chorrito de Palo Cortado, Manzanilla o Fino. Cuesta 5,50 €, 0 7 si le añadimos la ‘chispa’.
Y muy cerca de aquí hago parada en un clásico de los clásicos: Casa Labra. Una taberna con casi 150 años de historia en la que se sirven unas de las mejores y más míticas croquetas de bacalao. Eso y sus tajadas de bacalao son buscadas por muchos todos los días y es habitual ver gente haciendo cola para poder pedirlas. No encontrarás los trozos de bacalao en la croqueta, porque está triturado y tiene textura de brandada, ligada con una fina bechamel. El precio por croqueta, 1,50 €
Ahora nos vamos de paseo a La Latina, a tomar un plato muy típico también, los Caracoles a la madrileña. Y por supuesto el sitio es Casa Amadeo, dónde llevan desde 1942 haciendo esta receta. Amadeo con 94 años sigue al pie del cañón en su rincón de la Plaza de Cascorro. Su receta, a la madrileña, hechos a fuego lento con su caldito concentrado, jamón, chorizo, tomate, toque de pimentón, y con su toque secreto. La ración, bien generosa cuesta 13 € invita a mojar pan y como suele decir este querido hostelero, “dejar salsa en el plato, es pecado”.
Y si la cosa queremos que vaya de torreznos, pues allá que vamos, a Los Torreznos en cualquiera de sus direcciones de Goya, Alonso Cano y López de Hoyos. Llevan desde 1956 elaborando estas ‘barritas energéticas’ al estilo de Ávila, sin más, crujientes por fuera y jugosos por dentro. El precio, 2,90€ por unidad.
¿Hay algo más castizo que un bocata de calamares, aunque no tengamos mar para conseguir los moluscos? Si, un bocata de calamares en El Brillante. En Atocha, en plena Plaza del Emperador Carlos V. Llevan abiertos desde 1952. Sus calamares están tiernos y jugosos, y con un toque de limón y podemos echarle mayonesa. Los bocadillos los sirven en diferentes panes y tamaños, puede ser un minibocadillo como ellos le llaman, por 3,50 €; chapatas a 6 €; o el súper bocata en pan de baguette, a 7 €.
Zapatillas del Bar Melo’s, Huevos rotos de Casa Lucio, las Alitas fritas de Casa Pepe, una Manzanilla de La Venencia, Callos en San Mamés … ¿Qué más platos típicos de Madrid se te ocurren?