Está clarísimo que a las componentes de este equipo nos gusta comer… ¡y comer bien! Somos amantes de la cocina tradicional, la moderna, la vanguardista, la internacional, la fusión, la creativa… Vale, creemos que se ha entendido. Pero aunque somos de buen saque y la mayoría capaces de degustar -algunas hasta se atreven a reproducir- todo tipo de recetas, cada una tiene su cocina ‘fetiche’, esa que nos llega al corazón y por la que suspiramos. Por si tienes curiosidad y quieres conocernos un poquito más, te contamos nuestros platos preferidos… y para que además sea un post educativo, en qué consisten y de dónde vienen. ¿Nos vamos de viaje?
Nuestra ‘jefis’ Isabel es muy fan de la cocina tailandesa. De hecho ella es una de las valientes que se atreve con estos platos para los que normalmente hay que tener mucha mano y rebuscar bien en tiendas especializadas algunos ingredientes de ensueño que no se ven todos los días -y damos fe de que le queda todo riquísimo -. Entre sus favoritos está el Khao Soi –que significa arroz cortado-, uno de los más ricos de la gastronomía de este país, típico de la ciudad más importante del norte de Tailandia -Chiang Mai-, y muestra irrefutable de la variedad y la delicadeza de sus platos. Se trata de una sopa cremosa y llena de sabor, a base de curry -lo que le gusta el curry a esta mujer… ¡que le ha puesto ese nombre a su perrita y todo!- y leche de coco, con fideos fritos y cocidos, y pollo. Todo aderezado con ingredientes frescos y aromáticos como la lima y el cilantro, además del toque picante de la chalota cruda. Una sopa increíble llena de matices y rica en sabor y texturas. El origen de este plato no está del todo claro, lo más seguro es que haya ido evolucionando desde su concepción original. La creación se atribuye a los chinos de religión musulmana llegados a Chiang Mai desde la zona de Yunnan, al sur de China.
Otro de los platos que le encantan es el Yam Wun-sen, una ensalada en la que se combinan el dulce, el salado, el ácido y el picante en una armonía perfecta. El ingrediente principal es el fideo de soja, también conocido como vermicelli, que son un tipo de tallarín muy fino y típico en Asia, elaborado con las semillas de la soja verde. Además lleva zanahorias, apio, cilantro, langostinos, cacahuetes, lima, salsa de pescado y hasta azúcar moreno. ¡Sabe incluso mejor que suena!
Por último se decanta por el Tom Kha Gai, una sopa de pollo con leche de coco de sabor suave pero con un toque ácido, picante y muy aromatizada. ¡Umami puro! Uno de los ingredientes básicos es la galanga -pero como es difícil encontrarlo se puede usar jengibre, que tiene un sabor muy parecido-, y también lleva, entre otros ingredientes, champiñones, limoncillo, lima kafir, chilis y salsa de pescado, no le falta detalle. Y es que Isabel es una bomba de mujer, de lo más completa y detallista…
A Jana le va el producto nacional. Donde esté una buena Tortilla de patatas que se quite lo demás. Además no entra en debates, se declara ‘concebollista’ y le gusta poco cuajada -aquí nadie se atreve a discrepar sobre el tema…-. En contraposición a la locura de ingredientes de los platos tailandeses, nuestra amada tortilla lleva pocas cosas y el secreto está en la experiencia de quien la hace. Jana cuenta que es una experta de lujo en esta y otras muchas recetas culinarias nacionales, de hecho a sus peques les flipa, pero por aquí hay muchas que aún no podemos juzgarla -ejem, ejem…-.
También es una enamorada del Cocido de la capital -como buena asturiana le gusta ‘la cuchara’, pero siendo madrileña de adopción, le rinde homenaje siempre que se le presenta oportunidad-. Le gusta con todos sus vuelcos y la sopa… siempre, siempre con fideos. Otro de sus must es la Paella, la valenciana original, que nadie intente engañarla porque su padre es valenciano y la ‘terreta’ tira. Con su pollo, sus judías verdes, sus garrofones, y en su casa también echan conejo y pelotitas de longaniza. Este plato surgió en las zonas rurales de Valencia entre los siglos XV y XVI, por la necesidad de los campesinos de una comida fácil de preparar –bueno, fácil fácil…-, y con los ingredientes que tenían a mano en el campo. Esto tiene lógica, pero existe una leyenda preciosa que cuenta que durante la Guerra de la Independencia, había un general francés en Levante que se prendó de la paella que hacía una muchacha de la zona. Tan inspiradora le parecía, que hicieron un trato: por cada plato diferente que le cocinara, el general liberaría a un prisionero español. La mujer puso en marcha su imaginación y cada día le hacia una paella diferente. Cuentan que consiguió liberar a 176 prisioneros.
Por último, de la cocina española se queda con el Salmorejo, pero con un pequeño toque de autora… Su creación lleva tomate, zanahoria, ajo, vinagre, aceite y sal. Un pequeño Frankenstein que puede sorprender a alguno pero es que la zanahoria tiene una textura suave, y consigue esa textura similar a la del pan, pero apta para la celíaca del grupo incluso. Y es que Jana, además de una superwoman, es muy creativa.
Japón es el país escogido por Bea y es que le encantan un montón de platos nipones por ‘culpa’ de unos amigos viajeros… y de hecho con su llamativo pelo rosa podría ser parte de un cómic manga. Aunque le gusta mucho el sushi, sus recetas favoritas no pasan por ahí, además es celíaca y a pesar de que algunos de sus favoritos son rebozados o llevan harina, ha descubierto el restaurante Okashi Sanda, donde todo lo hacen sin gluten. Una de las exquisiteces que suele pedir es el Okonomiyaki, que es una especie de tortilla. El término ‘okonomi’ significa ‘al gusto’ y ‘yaki’ es ‘cocinado a la plancha’. Así que no hay una sola forma de prepararlo. No obstante, por lo general se trata de una masa de harina, caldo, repollo, soja y huevo, que se hace en la sartén. También se le añaden cebolla, cebolleta, carne, queso…, aunque el favorito de Bea lleva gambas, calamares y pulpo. Al final se le echa por encima su salsa -que lleva el nombre del plato-, katsuobushi -el pescado seco que parece bailar en el plato-, algas nori cortadas en pequeñas tiras y mayonesa japonesa.
Otra de sus delicias favoritas son los Takoyakis, un plato de comida callejera típico de la región de Kansai, que consiste en unas pequeñas bolitas hechas con una masa de harina, huevo y agua, con pulpo y cubiertas de salsa y mayonesa caseras. La receta fue creada por Endo Tomekichi, fundador de la tienda Aizu-ya en Osaka. Después de varios cambios, en 1935 se decidió por el pulpo y en poco tiempo se popularizó. Por último, Bea nos recomienda el Tori no karaage, uno de los platos más consumidos en las izakayas -tabernas japonesas-. Una fritura donde previamente el pollo se macera con una mezcla de soja, ajo y jengibre antes de freírlo y gracias a eso queda muy tierno. Y es que Bea es un tanto peculiar y todo ternura.
A nuestra compi Alejandra no le hace falta cruzar océanos para encontrar su cocina favorita, con salvar el Mediterráneo le vale, porque Italia es para ella la cuna de los platos más increíbles. Uno de sus favoritos es el Vitello tonnato, típico de la región de Piamonte y que viene a ser una ‘ternera atunada’. Es decir, carne de ternera cocida, que se presenta cortada en rodajas finas, aderezada con una salsa a base de atún, huevo, anchoas y alcaparras. Sophia Loren ha sido siempre una de sus grandes prescriptoras, gran aficionada a la cocina, lo incluyó en alguno de sus libros de recetas y lo cocinaba según las indicaciones de su abuela materna Luisa.
Los Spaghetti alla vongole es otro de sus platos preferidos. Un clásico de la cocina napolitana con un secreto a voces: la calidad de sus ingredientes. Sobre todo del principal, las almejas. La ligereza que le imprime la acidez del vino y del tomate, y el picante de la guindilla refrescan y acompañan perfectamente a la verdadera protagonista. La pasta era fácil de llevar y cocinar en alta mar y se podía mezclar con parte de los productos de la pesca del día. Por otra parte tenemos la salsa puttanesca, que es una de las más populares de la cocina italiana, y es también de las favoritas de Alejandra. Y el nombre de la receta que nos puede hacer gracia, viene precisamente de lo que estás pensando. Una de las leyendas acerca del nombre señala que las prostitutas en la Edad Media comían este plato para obtener calorías suficientes con las que enfrentar el frío nocturno. También hay quien cuenta que el origen viene de los pescadores que tras dejar las anchoas en el puerto, se dejaban caer por casas de dudosa reputación. En cualquier caso, este plato es un clásico de la gastronomía italiana y la anchoa es su protagonista principal.
Por último se queda con un ingrediente que en sí mismo es un platazo: le gusta la burrata, un riquísimo queso fresco que se elabora en la región de la Apulia, en el sureste de Italia. Si es artesanal viene envuelto en hojas de vizzo, una planta que crece en la zona de la Murgia pugliese, y que le deja un aroma a hierba fresca. Combina muy bien con albahaca, la hierba italiana por excelencia, que ha sido considerada por algunas culturas como una planta con poderes que ahuyentan los malos espíritus y atraen lo positivo. Y es que Alejandra es todo glamour y positividad.
Nuestra querida Rocío lo tiene claro, la mejor comida para ella es la china, y lo que más le gusta es el Arroz Ku-bak. Por si hay algún despistado que no lo haya probado alguna vez -difícil-, se trata de un arroz inflado muy crujiente al que se le añade alguna salsa -de soja o de ostras es lo más común-, y otros ingredientes como marisco, verduras o setas. Lo curioso de este plato es que no deja de ser una comida de restos. Pero como en el caso de las migas o la ropa vieja de cocido en la gastronomía española, la cocina hecha con sobras, a veces alcanza niveles espectaculares. Otro de sus imprescindibles son los Tallarines tres delicias, y aunque en muchos restaurantes le añadan ingredientes de más -¿quién se come los dichosos guisantes?-, son un plato estupendo vayas donde vayas. Y algunos dirán, eso no es comida china real -mimimimi-. Es cierto que los chinos fuera de China se han ido adaptando a los gustos occidentales y cocinan esos platos con ‘licencias’, pero habría que ser valiente para tomarse unos clásicos ‘huevos milenarios’ -que tradicionalmente se entierran en ceniza durante 2 ó 3 semanas y son negros-, larvas de abeja o gelatina de caparazón de tortuga. Pero muy valiente, eh.
Rocío también se pirra por la sopa agripicante, de la que existen infinidad de versiones. Pero está tan rica y te reconforta tanto en los días fríos, que uno casi no necesita saber qué lleva. Es densa y algunos ingredientes clave son brotes de bambú, aceite de sésamo tostado, oreja de Judas –un hongo que habrás visto mil veces pero seguro que no sabías que llevaba ese nombre tan llamativo-, verduras, vinagre o pimienta. Por último le encanta la Ternera agridulce y eso que no es tan fácil de encontrar. Siempre tenemos en mente el típico plato de cerdo con esta salsa, pero la ternera se libra del rebozo y se queda caramelizada y crujiente, toda una delicia. Una receta para soñar: dulce, salada, crujiente, agria, llena de color y sabor. Y es que Rocío es muy risueña y todo dulzura.
Y nuestra última incorporación, Sonia, ha elegido la comida mexicana –que en 2010 fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco-. Con perdón de su madre que es de Cuba y hace -incluso para toda la oficina- unos frijoles negros estupendos. Los Nachos –perdón, totopos– con queso -mucho queso… pero mucho- y guacamole, no pueden faltar en su menú ideal. La historia cuenta que en 1943 en la ciudad de Piedras Negras en Coahuila, a un pequeño restaurante llegaron varias esposas de militares estadounidenses después de la hora de cierre, entonces el mesero, Ignacio Anaya, les preparó con lo poco que tenía ese plato. Cuando le preguntaron por el nombre, él respondió: “Nacho”, pensando que se referían a él y no al del plato. Por eso muchos seguimos llamándolos así.
Los tacos también están entre sus favoritos y una de las mejores recetas para ella son los Tacos al pastor. La carne tiene un adobo tradicional con achiote y chiles rojos molidos, que le dan un color rojizo muy característico a la carne. Además llevan cilantro, cebolla y piña -no entraremos en el debate sobre si le gusta la pizza con o sin piña para evitar herir sensibilidades-. Otra delicia que definitivamente no es fácil de ver en las cartas -y que le gusta rebuscar- es el huitlacoche. Por ejemplo en unas quesadillas. Este hongo es una plaga de las mazorcas que provoca malformaciones y las vuelve negras -suena genial ¿verdad?-. En la gran mayoría de los países este parásito es el terror de los agricultores pero en México, es un ingrediente preciado, exótico y muy valorado. En cuanto a las quesadillas, el recetario más antiguo de México, El Nuevo Cocinero Mexicano de 1888, señala que pueden llevar queso o no. ¿En serio? ¿¡Por qué!? Por favor… con una montaña para Sonia.
Por último, aunque no es un plato concreto –y todos a la vez-, hay que destacar que lo que más le gusta a Sonia de esta cocina –y de todas las que lo incluyan-es el picante. En un viaje a México se le ocurrió pedirle al cocinero la salsa más hardcore que tuviera y salió literalmente llorando por culpa del chile habanero. Pero en general todo lo que sean emociones fuertes son bienvenidas. Y es que Sonia es muy atrevida y aporta mucha energía y color a la oficina.
Y así las chicas Aires y nuestra pasión por todo lo gastro continuamos trabajando y dedicándonos a este sector tan bonito y sabroso con energía, cariño, siendo positivas, llenas de ternura, con kilos de creatividad y sin perdernos ni un detalle de lo que se cuece por el mundo.