Te ha tocado cocinar estas Navidades. En Nochebuena, en Navidad, en fin de año y en Año Nuevo. Como siempre, has guisado para un regimiento y habéis acabado todos tomando Almax de postre. Tu nevera se ha convertido en un infierno de papel de plata sin orden ni concierto. Has intentado encasquetarles las sobras a los invitados sin éxito. Y para colmo, no quieres ver un gambón en los próximos 5 meses y tienes una fuente hasta arriba. ¿Te echamos una mano para reutilizar y conservar todo lo que tienes a medias?
Croquetas, tus grandes aliadas
Si estás a punto de reubicar en el cubo de la basura ese trocito de rabo de toro que intentaste vender con todas tus fuerzas en la cena cuando nadie tenía espacio ni para un colín, piénsatelo dos veces. Haz croquetas con él. Y es que este plato tan español, admite prácticamente de todo. Experimenta con la lubina, anímate con el jamón que se quedó en la bandeja antes de que se seque o incluso la morcilla. Además, se pueden congelar para echarlas directamente a la sartén otro día y así salvas un menú. Esto también sirve para hacer canelones, como en Cataluña que son típicos los de San Esteban, que se comen al día siguiente de Navidad con las sobras de carnes y aves que han sobrado del festín culinario. Seguro que freír en marzo una croqueta con sabor a Navidad os trae buenos recuerdos…
Al rico puré
Otro de los trucos de la abuela para aprovechar verduras o legumbres que han sobrado de las guarniciones es hacer purés o cremas. Con tanto cochinillo nadie le hizo ni caso a la lombarda y ahora tienes 2 kilos en un tupper. Que no cunda el pánico, mientras no la mezcles con patata –que luego se queda con una textura extraña- siempre puedes pasarla por la batidora y congelar en pequeñas raciones.
Las ensaladas pueden con todo
Son las reinas de la cocina de aprovechamiento. Y en estas fiestas en las que te da miedo subirte a la báscula –por lo que pueda pasar-, es mejor reducir las grasas y los dulces y pasar una temporada desintoxicándose con verdura. Solo tienes que coger unas hojas verdes y mezclarlas con lo que te haya sobrado. Carnes, pescados, embutidos, gambas, quesos, verduras o frutas. Todo vale para crear un original bol con diferentes ingredientes.
Botellas a medias
Te has lanzado a abrir todo tipo de vinos y cavas para contentar los gustos dispersos de los invitados y te has quedado con todas a la mitad. Siempre puedes utilizarlas para hacer salsas, congelándolos en cubiteras y luego ir sacándolos en función de las necesidades. Cebolla y ajo picaditos, caldo de pescado, un poco de harina y un par de cubitos del cava que sobró y puedes acompañar cualquier plato de mar. El vino blanco seco te sirve para los rissotos y el tinto para un rabo de toro por ejemplo.
Un final muy dulce
Los postres son los que habitualmente más sobran en Navidad, si tienes en cuenta que entre las cestas de Navidad, los regalos habituales y los caprichos nos juntamos con una montaña de turrones y polvorones. Con el de Jijona se pueden preparar flanes, helados o mousses; el duro (o cualquier otro turrón) se puede rallar para echar por encima de cualquier dulce o picarlo y hacer un bizcocho. Si te falta experiencia, internet te puede salvar y encontrarás un millón de recetas de este tipo.
Y para terminar…
Acuérdate de estos tips que sirven para muchas clases de sobras. Si no lo vas a consumir en los próximos días, es mejor congelarlo en envases herméticos e individuales para que sea más fácil reutilizar en función de cuántos vayan a comer después. Acuérdate de anotar en el tupper qué hay dentro y en qué fecha lo guardaste. La calidad de los alimentos disminuye cada vez que los recalientas, intenta hacerlo sólo una vez. Y por encima de todo, acuérdate de que hay gente que no tiene tanta suerte así que… ¡disfruta lo que tienes, reutiliza y si puedes, comparte!